
Buenas vecinas: dos galerías porteñas programan arte nuevo en simultáneo
Fecha: 2016
Autor: Daniel Gigena
Medio: La Nación
Link: Buenas vecinas: dos galerías porteñas programan arte nuevo en simultáneo
Exposición: Contrapuntos
Para qué reforzar los estereotipos negativos sobre el mundo del arte cuando se pueden señalar sus virtudes? Además, todo el mundo sabe que si hay algo que no debe ser reforzado son los clichés. Dos galerías porteñas, Cecilia Caballero Arte Contemporáneo y Miranda Bosch, programan sus muestras en fina sintonía desde 2016. En ambas galerías suelen apostar por las producciones de artistas jóvenes, a los que ceden el espacio para que tomen riesgos, experimenten y ensayen nuevas formulaciones de obras en proceso.
Nada en el arte está dicho de antemano; los grandes maestros no nacieron con la obra maestra bajo el brazo y hay que equivocarse para crecer. La toma de posición de las dos galerías de Montevideo al 1700 recrea un lema del arte moderno: para qué hacer siempre lo mismo si se puede intentar algo diferente. En diciembre, las dos galeristas convocarán a otras vecinas, como Cosmocosa y Rubbers, a fomentar un circuito dentro del circuito del arte local.
Un arte de la fuga
En Montevideo 1720, sede de Cecilia Caballero Arte Contemporáneo, la artista Cecilia Ivanchevich no sólo expone sus trabajos en tinta china sobre papel. Para montar Contrapuntos, intervino por completo los dos niveles de la galería, a la que ocupó con instalaciones de elementos geométricos, por fuera de los marcos de las obras, en una versión amable de un arte de la fuga.
Esos elementos, iluminados con luz negra y luz blanca, componen zonas de transición entre las obras en papel de Ivanchevich, donde formas geométricas y otras orgánicas (negro sobre blanco) acrecientan tensiones y distensiones, como señala Lorena Alfonso en su texto sobre la muestra. El gesto y el trazo, ambos resueltos a mano alzada, conviven en planos dinámicos similares a mapas, a croquis, a la notación de una improvisación musical. Se puede decir que el espacio de la galería intervenida se asemeja al de un club de jazz, con atmósfera nocturna y bohemia incluso a las tres de la tarde de un radiante día de primavera.
Hay un acento risueño en la obra de Ivanchevich, un dadaísmo aplicado en contra de la seriedad de las postulaciones formales y teóricas del arte abstracto. Colaboradora de Luis Felipe Noé desde hace años, la artista nacida en 1977 en Quilmes parece haber aprendido que el plano es un campo de operaciones. Un campo libre. Los elementos geométricos de las instalaciones presentan el alfabeto con el que trabajo, dice. Desde la calle, los transeúntes se detienen a descifrar ese conjunto de formas blancas, casi lilas bajo la luz, elegante y poético, sobre fondo negro. El espíritu de Kazimir Malevich recorre Barrio Norte.