
"Yuyo" Noé y una invitación al futuro
Fecha: 2017
Autor: Isabel Croce
Medio: La Prensa
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Exposición: Noé. Mirada prospectiva.
La muestra de 120 piezas (1957-2017) de Luis Felipe Noé en el Museo Nacional de Bellas Artes, curada por Cecilia Ivanchevich, reorienta al espectador en el camino de la estética del caos, leitmotiv de la obra del artista. Si no hay una continuidad temporal en la exhibición de su obra, puntos diagramados en conjunto con la curadora de la muestra determinan núcleos creativos como la conciencia histórica (hombre como testigo), la visión fragmentada (el dar vuelta el bastidor como otra posibilidad de narración o la división de escenas que vuelven a contar la misma historia diferente) y la línea vital.
"Creo en el arte como la aventura de la permanente revelación y la reacción de la permanente aventura (...). Me interesa rescatar al hombre como instrumento de otras búsquedas que la lógica del arte contemporáneo dejó de lado en la primera parte de un proceso".
Esto escribía Yuyo Noé (le gusta que lo llamen como lo hacían sus padres) a los 32 años, con su letra desarrapada. Por entonces con Macció, De la Vega y Deira ya habían conformado la exposición Otra Figuracion y los habían denominado neofigurativos. Con el Premio Di Tella que transformó en ida a Nueva York por casi un año, Noé expuso con Deira, De la Vega y Macció en diferentes espacios y robaron, como dijo John Canady, el prestigioso crítico de arte. Canady (el Matthew Head de las novelas policiales) destacó a estos neofigurativos de las muestras yanquis hablando de la identidad nacional y del robo creativo como cualidad sobresaliente sobre los demás.
"Creo en el caos como en una verdad de hoy. No me interesa el centro óptico que concentre la visión del espectador, ni su eternidad, sino la multiplicidad y oposición de estímulos, que el espectador haga la síntesis", reflexionó en sus textos.
Y es que ya el caos está en todos lados, somos nosotros, ya forma parte del pensamiento racional y esa nueva dinámica de rotación estelar pasó a ser parte nuestra, como dice el más común de los sentidos comunes.